sábado, 22 de octubre de 2016

ÉXODO



  Se siente tan perfecto, puro claro y poderoso el amor en mi interior que me desborda, nunca puedo contenerlo y cuando las palabras tan heroicas prometen decididas llevar el mensaje o morir en el intento, ante tal encomio no me queda más que rendir reverencias hacia su loable destino...

 cada vez que tratan de llegar a vos, salen de mí con el poder de un dios griego, y ahí van, aguerridas, titánicas sin dudas de poder alcanzar tu corazón. pero jamás lo han logrado.

  A veces llegan a tus oídos con sus últimas fuerzas y dejan en ese aliento final algún sonido apenas audible que difícilmente puedas retener; a veces se arrastran en un esfuerzo sin precedentes por alcanzar tu mente y dejar algún débil rastro; pero por más que lo intentan una y otra vez nunca llegan a tu corazón, el mensaje ni se acerca a las puertas de tu alma...

  Es como si a medida que se acercaran, gigantescos magnetos cada vez más poderosos soplaran su viento eléctrico sobre mis metálicas consonantes desintegrándolas, desmembrando sílaba a sílaba cada palabra del preciado mensaje hasta transformar cada oración en un balbuceo ininteligible.

  En cada fracaso mi corazón se estruja y todo mi cuerpo se seca, más tarde me enjugo las lágrimas y me repongo como puedo solo para volverlo a intentar una vez más…

  Ahora salen pletóricos con sus escudos párrafos fortalecidos con sílabas de caucho para soportar la tensión, pero la corriente esta vez se transforma en rayo y el rayo en fuego que deshace cada oración hasta dejar apenas un débil arroyo de goma líquida que se escurre por las grietas del fallido canal que no comunica, nada…

  y otra vez… apenas recobro la conciencia y me levanto del piso, escupo la sangre que sale de mis entrañas, me paso la mano por la boca embravecido mientras me agarro el abatido cuerpo con el otro brazo y con mi último aliento recurro a él…


Entonces acuden a mi auxilio párrafos perfumados con olor a hierba fresca recién cortada, a campos de rosas rojas y corderos glotones que sacian su hambre despreocupados, párrafos con sílabas rechonchas como pequeños baobabs que con boas y sombreros en sus tupidas ramas le proveen sombra a un zorrito juguetón que hace amigos por doquier, mientras en lo alto un intrépido aviador los cubre con un manto de vocales desde su liner aeropostal y finalmente... por delante, transportado por una bandada de pájaros migrantes, un príncipe curioso de dorada cabellera que mientras sonríe alegre y divertido con su colorido cortejo elige por mí las palabras que tratarán un última vez de llegar a tu alma…


“pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. para mí, tú serás único en el mundo. para ti, yo seré único en el mundo…”

“no era más que un zorro semejante a cien mil otros. pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”

“eres responsable para siempre de lo que has domesticado”

“uno se expone a llorar un poco, si se ha dejado domesticar…”

“lo esencial, es invisible a los ojos. no se ve bien sino con el corazón”

“me pregunto si las estrellas se encienden con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya”

“él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.”

“fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”

“será necesario que soporte dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas”

“es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.”


“cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!”

  Después un silencio eterno lo cubrió todo... ¿será que aún viajan por el tiempo y el espacio las frases que el príncipe con corazón de niño dijo en mí nombre, tratando de sortear laberintos y llegar finalmente a esa solitaria y perdida rosa que un día se encerró en su cápsula atemorizada del aire que una vez la colmó de vida?…

  ÉXODO - (c) - MAURO VORRABER
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