Asoma tu rostro, entregate al viento... tan solo una caricia y sabrás como siento. Con fuselaje de letras, palabras aviadoras, remontan al cielo y vuelan por horas. Tú nos ves llegar, tú nos recibes, tú nos acoges y nos despides. Cuando me necesites estaré, cuando no, callaré y cuando comprendas... al fin partiré. Si alguna vez no me encuentras no maldigas por mi, no te he dejado, viajo lejos por ti. Aqui me despido, pues alguien me llama, pronto regreso... no pierdas la calma.