Que poseais la clariaudiencia que devenga en goce cada nota que oigais aquí y la clarividencia para el solfeo de esta pieza que os obsequio para el disfrute de vuestras almas.
No olvideis que solo el oyente es capaz de gozar el trino y el vidente de colmar su retina con la paz de un bello paisaje primaveral.
¡Observad al hombre nuevo y su integridad!
Es hombre del día y de la noche,
Cuando la noche hombre del día es,
Y de día hombre de luz que atento su sombra observa
Si en la luz lo contrasta su penumbra, es en la penumbra donde tiene objeto su luz.
¡Despedid al hombre antigüo!, aquel que con la sombra eclipsó la luz y con la luz desplazó la sombra.