Toma del estante oficial
la última
ración de letras
recién servidas
Pesa exactamente 1959 gramos compadre, le dice el despensero
José desparrama el contenido sobre la balanza y mentalmente repasa :
Tan solo un puñado de jugosas vocales entre filosas consonantes que se entreveran como alambres de púa
62 gramos exactos de puntos finales y acentos agudos
Ni una coma, ni un punto seguido...
94 gramos de exclamaciones han desaparecido junto al malecón, aclara el servidor que le enseña un pequeño orificio en el fondo de la bolsa de papel madera
José se regocija al pensar esperanzado que quizás habrán logrado huir entrecomilladas, de la oscuridad de aquel empaque, las más hermosas oraciones...
Hambriento de sentidos, sin poder pensar
Junta los 156 gramos contados
Y los empuja a su garganta con desesperación.
Atiborrado, bloqueado
desde el ardiente caldero
de su garganta rojo sangre
escupe al viento viejas y oxidadas
Erres metálicas y cés afiladas
Forjando nuevas palabras
del viejo acero,
eslabonando
ondulantes sílabas,
Con sus desatrofiadas
cuerdas vocales
Luego un remanso
y una suave brisa
Cruza la isla
Y el suspiro ahogado
de un pensamiento indetenible
Va trepando el horizonte y
Se anida en lo alto
esa persistente imagen
in-cuba el mensaje
Y la hoguera en sus entrañas...
Entonces la brisa
se transforma en huracán
Y da comienzo a la danza del crepúsculo...
Desde el ojo de la tormenta
Atraviesa la pared salitre y
Se arroja con premura
Su prosa oceánica,
Que en pleno vuelo
se fragmenta una vez más,
Casi disuelta se arremolina,
Y le insufla vida a las remoras dispersas que acarician el amarillo rostro otoñal de su impensado destino...
Justo antes de yacer sobre el abrigo invernal de un desprevenido transeúnte porteño
se sacuden, tiritan y sueltan en su oído las únicas tres sílabas que nunca estuvo dispuesto a perder:
Libertad, libertad, libertad!
"Ni una sola hoja caera de este árbol sin anunciar la inexorable primavera"
A mí querido Dr. José Raúl Ramirez Rangel ...
"Toda lucha es poética" (sic)